Jazz

Suena de fondo Manhattan de John Coltrane en mi reproductor de música, será fruto de la casualidad o tal vez por algún algoritmo informático que ha decidido por mi, que canción tiene que sonar y ahora no dejo de pensar de la primera vez que escuche esta canción en el Café Berlín; recuerdo la situación, el ambiente, mi bebida y sobretodo mi acompañante. Por aquel entonces era un inexperto en materia de Jazz, ¡y que digo!, sigo siendo un inexperto en materia de Jazz, al igual que en temas de amistad, amor, solidaridad, humanidad…

Cambio a Old Fashioned Love, interpretada por Sidney Bechet, siempre me ha gustado esta canción.

Me viene una pequeña reflexión a la cabeza, ¿qué tienen en común estas cosas con el Jazz? Creo que la respuesta (después de pensar bastante) es que, al igual que en la música, todo esta en constante evolución y cada uno interpretamos y tocamos de forma personal la música que nos sale de dentro, la música crece, madura ,y, muchas veces decimos que como los clásicos no hay nada, ¡que grande es la música que nos hace parecernos a ella!

Es evidente que a más tiempo en el conservatorio mejor sabremos interpretar delicias y percibir los matices de las grandes composiciones, personalmente pienso que un par de años de solfeo y otros dos para sentir un instrumento en las manos son suficientes para embarcarse en el universo de la música, luego claro está, que aprender de forma autodidacta es un largo y duro camino que tenemos que recorrer, pero la satisfacción y el sentirse vivo no tiene color, perdón, quise decir melodía.

La versión de Jazz de Fly me to the Moon, por Diana Krall, es genial, tiene su toque, su esencia, su color, no interpretéis que quiero decir que es mejor que la original de Felicia Sanders. Esto es como todo, a partir de una pequeña muestra de originalidad se van aplicando matices únicos que cada músico aporta, como por ejemplo y sin dejar esta pieza, Frank Sinatra le dio el toque justo de Swing y chulería y Diana le da la pasión y la sensualidad.

Curiosamente como con la amistad tenemos nuestro toque, pero siempre tenemos que ser originales.

Me olvidaba de mi acompañante en el café, gracias a I can´t stop loving you, de un tal Ray Charles, recuerdo que apenas nos conocíamos, no éramos dos extraños pero tampoco dos íntimos, se palpaba algo de cariño en el ambiente, mucha confianza y respeto. La delicadeza de una batería seguida de un saxo acompañaba nuestra conversación y como la vida, que es tan caprichosa y tan parecida a la música, ambos fuimos creciendo y entendiendo que cada nota, cada acorde y cada pizca de sentimiento van marcando el ritmo y forman la orquesta que tenemos que atender alguna vez.

Os amo.

Música utilizada durante el desvarío:

Esta vez sólo haz click en el nombre de la canción.